Un día de locos {Dems}

Estaba tranquilamente debajo de las sábanas de mi cama. Ya no estaba dormida, me había despertado repentinamente a las 7 a.m. ¿por qué la vida era tan cruel conmigo? Buena pregunta... En fin, yo me encontraba en mi cama, disfrutando de la comodidad del sommier y la hermosa y "relajante" música que salía de mis auriculares, realmente reconfortante, no podía quejarme en lo absoluto. La ventana de mi habitación estaba cerrada, siempre me pasaba que, aunque afuera esté haciendo 40º de calor, yo moriría de frío. Me acurrunqué en el borde de mi cama, sabía que así podría dormirme de una vez, aunque sea por 5 minutos... Funcionó, mis ojos comenzaron a cerrarse, casi no escuchaba la música de mis oídos, hasta que, si señores, hasta que me caí!

En ese momento me sentí la más tonta de todos. Ahora, ahí estaba yo; tirada en el piso, acorralada por las múltiples sábanas que rodeaban mi cuerpo, impidiendo moverme y los auriculares, que de tanto moverme por la noche, todeaban todo mi cuello. Afortunadamente, hay algo que significa propiedad privada y ningún paparazzi podría fotografiarme en ese estado. Intenté mantenerme en esa posición, negándome a mover un minúsculo músculo. Unos 5 minutos más tarde, no soporté más esa posición y me levanté de muy mala gana y humor. Lancé las sábanas y el IPod a mi cama (cuando al fin logré desenredarme de ellos) y caminé directamente hacia el baño, deseando que una refrescante ducha calmara todos mis nervios mañaneros.

Tras salir de la ducha, me sentí igual que siempre; agradecida de que una vez más haya logrado desaparecer esos terribles nervios que más de una vez me causaron varios problemas. Me detuve frente al espejo y, con la ayuda de un peine, desenrede un poco mi cabello. Luego, me cepillé los dientes y me maquillé un poco; hoy estaba dispuesta a salir y pasar bien el día. Volví a mi habitación y elegí algo de ropa casual, pero sin olvidar la moda y el buen gusto. Todo eso me llevó a unos jeans, unas chatitas blancas, una remera algo holgada (o como se escriba e_e) color gris y una musculosa bastante ajustada debajo color negro. Busqué un maxibolso color crema y guardé ahí mi IPod, mi celular, las muchas llaves y algo de maquillaje de emergencia; nunca se sabe si te encuentras a Johnny Depp cruzando la calle o si tienes que compartir un taxi con Leonardo Di Caprio.

Bajé las escaleras y salí de mi hogar, realmente me sentía muy bien en mi nuevo loft, y lo mejor de todo es que era mío, no lo compartía con nadie y era genial... La tranquilidad ahí no era ni un cuarto de lo que disfrutaba con mi familia, es decir, amo a mi familia, pero nada se compara con la paz diaria aquí. Me subí a mi auto y conducí hasta Manhattan. Lejos, ¿no? Bueno, realmente quería variar de vez en cuando, LA es lo mejor, pero ya me estaba aburriendo un poco de todo eso, tal vez un cambio de aire como New York me entretenga un poco más. Estacioné el auto en uno de los estacionamientos y me dediqué a pasear por toda la zona, parecía bastante agradable, tal vez sea mejor mudarme cerca de aquí... Aunque, pensándolo mejor, es mejor LA, ahí están todos mis amigos, mi trabajo y todo lo que amo...

Sin darme cuenta de que estaba demasiado inmersa en mis pensamientos, choqué con alguien, cayendo directamente hacia el suelo. Antes de que pudiera reaccionar, la otra chica (al menos eso parecía, por su cabello largo y... bueno, si fuera un chico, sería uno muy extraño) se puse de pié y ya estaba ayudándome a hacerlo también. Cuando al fin estuve de pie, acomodé un poco mi cabello, recogí mi bolso y suspiré. - No, no hay pr... - Me enmudecí, sin decir mucho más. Esa chica era ni más ni menos que Miley! ¿Hace cuánto tiempo que no la veía? Se suponía que era mi mejor amiga y la tenía muy abandonada. - ¡Miles! - Carcajeé, mientras soltaba el bolso, dejándolo en un banco cercano para poder abrazarla fuertemente. - ¿Cómo has estado? Hace mucho que no te veo. - Cada vez la abrazaba más fuerte, probablemente pronto la dejaré más flaca de lo que está, hasta el punto de hacerla desaparecer.